¿Repararlo… o comprar uno nuevo? Cuando el consumo nos acecha

Vivimos en un mundo tan acostumbrado a la tecnología que no nos paramos a apreciar que esta está presente en todos los aspectos de nuestra vida. Entra en tu casa, mira a tu alrededor, y haz un recuento de cuántas de las cosas que tienes funcionan con electricidad: teléfono, Tablet, microondas, nevera, televisión… ¡¡Realmente, salvo los muebles, todo funciona con electricidad!!

Y, en consecuencia, ya no es un misterio que, cuando sale el móvil mejor preparado, con mejor capacidad y con mayores ventajas al mercado, ¡nuestros ojos se hacen bolita y, automáticamente, pensamos que deseamos tenerlo!

 

Sucumbimos a la tecnología

¿Acaso nunca has visto –o, incluso, lo has hecho tú mismo– que, cuando un crío pequeño (hablamos de niños de 2, 3, 4 y 5 años) entran en histeria y se ponen a llorar, lo primero que hacen algunos padres es darles si móvil o una Tablet para que vea vídeos en YouTube? ¿No es un acto inconsciente para que se calle? ¿Pero hasta qué punto es sano crear en una persona tan pequeña esa unión tecnológica?

En un mundo donde la tecnología está hasta en la sopa, las empresas trabajan a contrarreloj para ofrecernos cada vez mejores móviles, mejores coches, mejores lavadoras, mejores televisores… sin pararnos a pensar que ya tenemos de por sí todos estos aparatos, y que todos ellos, en realidad, funcionan estupendamente bien.

¡Y si no funcionan estupendamente bien, se pueden arreglar por menos dinero del que cuesta, en realidad, uno nuevo de paquete!

 

¿Por qué ocurre esto? Pues yo te lo voy a explicar: nos crean necesidades

Aquí os voy a hablar de una palabreja que pocos conocerán: el neormarketing. ¿Y qué es esto? Pues es, y cito textualmente, “la ciencia que estudia el comportamiento de compra o consumo y las decisiones de los clientes ante productos, servicios y/o marcas”. Es decir, es la ciencia que va a estudiar cómo respondemos ante estímulos o anuncios para, así, ofrecernos exactamente lo que creemos que necesitamos, aunque no sea cierto en sí mismo.

Pero no te engañes: no nos hipnotizan mágicamente para que caigamos en la terrible mentira de que ese móvil es mejor que el mío, ¡lo necesito porque el mío no hace esto”.

La triste realidad es que nos dejamos engañar porque queremos. La realidad es que, aunque tengamos un móvil muy bueno que funcione estupendamente bien, ya estamos siendo avasallados por cientos de anuncios con uno nuevo que sale el mes que viene… y nosotros, por una razón u otra, nos convencemos de que el móvil que tenemos no tiene suficiente capacidad, no hace tan buenas fotos o, a diferencia de ese que acaba de salir, no puede hacer X cosa que ese sí puede.

En consecuencia, empezamos a pensar que el móvil que tenemos no nos vale y, automáticamente, nos creamos a nosotros mismos una falsa necesidad de que tenemos que tener ese móvil porque, claro, el nuestro aún está anticuado.

¿Te has parado a pensar en que tu móvil funciona bien? Y, si no es así… ¿te has parado a pensar en que arreglar el problema que tenga te va a salir, con toda seguridad, mucho más barato que comprarte uno nuevo?

 

La contaminación tecnológica nos invade

Teléfonos móviles, ordenadores, Tabletas, lavadoras… el consumo de aparatos ha aumentado tanto en nuestro país en los últimos años que no somos conscientes, realmente, de lo que sucede cuando nos deshacernos de ellos.

¿Dónde enviamos todos esos aparatos y electrodomésticos cuando lo dejamos a la basura? Porque volatilizarse, no se volatilizan.

¿Sabes que existe algo horroroso llamado contaminación tecnológica? Esto quiere decir que, hablando en cifras, al año se generan casi 50 millones de toneladas de chatarra tecnológica… de las que una ínfima cantidad se recicla. Tan poca en comparación con la que se genera que este problema cada vez es más y más grave. Teniendo en cuenta que tan solo el 20% de los productos que usamos se recicla, es una cifra verdaderamente alarmante.

En consecuencia, se producen tantos residuos electrónicos en el mundo y existe tan poca moral de reciclaje que esto supone un peligro muy, muy serio para el medio ambiente, cada vez más amenazado por más peligros.

Desde El Laboratorio Informático nos recuerdan la importancia que supone para el ser humano cuidar y proteger el medio ambiente, y hacen hincapié en que una correcta reutilización (y reparación) de cualquier dispositivo electrónico, además de ayudar al medio ambiente, también supone un alivio a la larga para nuestro bolsillo.

 

Efectos y peligros de la contaminación tecnológica en el medio ambiente

Los efectos y peligros de estos residuos para el medio ambiente son enormes:

-Por si no lo sabes, se liberan metales pesados en los ecosistemas. Metales como el cadmio, el plomo, el mercurio… los cuales son altamente contaminantes y amenazadores para la vida y para nuestro planeta.

Para que te hagas una idea, voy a darte una lista de los posibles efectos en la salud ante una exposición prolongada a este tipo de metales pesados:

  • Abortos espontáneos, embarazos de riesgo y mayor prevalencia de enfermedades congénitas
  • Mutaciones cancerígenas
  • Disnea
  • Lesiones dermatológicas
  • Cuadros respiratorios
  • Diarrea
  • Náuseas, vómitos y dolor abdominal
  • Problemas de fertilidad
  • Hormigueo en las extremidades
  • Escalofríos
  • Debilidad
  • Daños hepáticos y renales, debido a que los metales pesados tienden a acumularse en los órganos encargados de la depuración
  • Enfermedades neurológicas, como retraso intelectual en los niños
  • Patologías cardiovasculares
  • Anemia y otros trastornos hematológicos
  • Osteoporosis y otras alteraciones del metabolismo óseo

Si esto lo hace en nuestro cuerpo, ¿qué no provocarán en el planeta…?

-Te lo digo yo: se contamina el agua, la tierra y el aire. Porque estos metales pesados con altamente tóxicos y se acumulan en estos lugares. En consecuencia, los alimentos que nacen de la tierra están contaminados, el aire que respiramos está contaminado, y el agua que bebemos está contaminada. ¿Y recuerdas las enfermedades que esta toxicidad podía producir en tu cuerpo?

-Los metales pesados no se pueden eliminar. Una vez entren en ti, se quedarán en tu interior toda tu vida. Alzhéimer, afecciones en el sistema nervioso, dermatitis, asma, artritis, impotencia… Como ya te hemos dicho, mejor que no entre…

Pero, ¿dónde llevan esta basura una vez la echas al contenedor? Sencillo: a los vertederos tecnológicos. ¿Tú sabes lo difícil que es para el Gobierno gestionar la enorme basura tecnológica que nos invade? En consecuencia, esta se va a acumular, a acumular, a acumular… hasta volverse una montaña enorme de cadáveres electrónicos que van a poner en peligro no solo al medio ambiente (que es muy importante), sino también a nosotros mismos y a nuestros más allegados.

 

¿Cómo podemos solucionar este problema tan serio?

Vas a decírnoslo tú mismo. Pongamos varios ejemplos reales de estudios realizados por personas especializadas en el sector.

-Nuestra aspiradora se ha roto y ya no funciona… así que, de inmediato, empezamos a buscar la alternativa para reemplazarla. Primero, buscamos cuánto nos cuesta repararla: aproximadamente 97€. Nueva y con las mismas funcionalidades y potencia… nos costaría, aproximadamente, 179€.

-Otro supuesto: nuestro microondas ya no rinde tanto como antes y ya no calienta como debería. Y, para informarnos, hemos comprobado que arreglarlo nos costaría alrededor de 61€… y que, con la misma potencia y de las mismas características, nos costaría 80€.

Te juro que no nos estamos inventado las cifras: son reales. Y esto me hace plantearte una pregunta muy sencilla: ¿Qué harías tú? ¿Arreglarlo o comprarlo?

 

Es hora del cambio

El mundo (y nuestro bolsillo) nos necesitan. Cada vez ganamos menos dinero y nos resulta más y más difícil acceder a un puesto de trabajo, pero el precio de las cosas no para de subir.

Es hora de empezar a plantearnos una forma de vivir distinta: porque el cambio es posible. ¿Sabes que, antiguamente, cuando algo se estropeaba, no se tiraba ni se compraba uno nuevo… se arreglaba? Gracias a esto, las cosas tenían un valor diferente, no eran meros objetos de los que te podías deshacer cuando quisieras porque había salido un mueble mejor. Las cosas tenían una vida, tenían importancia… eran, por así decirlo, como parte de nuestra familia.

En un mundo donde cada vez nos avasallan a más y más anuncios de móviles, ordenadores, tabletas, lavadoras, televisores… llega el momento de hacerse una pregunta seria que puede cambiar nuestra vida para siempre: ¿de verdad lo necesito?

Sé que puede parecerte una pregunta realmente absurda, porque, si te has planteado comprarlo, es porque tu interior siente que lo necesita. Pero esto no quiere decir que esto sea verdad, ni por asomo.

Plantéate si de verdad lo necesitas. Ese móvil que acaba de salir que hace esas maravillosas fotografías y que cuesta 700€… ¿es necesario? ¿Acaso no te sale más rentable gastarte 100€ en arreglar el que tienes, que también tiene una capacidad y unas aplicaciones maravillosas? ¿No es mejor cuidar y atesorar todo lo que tenemos y darle una segunda vida?

Tu bolsillo te lo agradecerá… pero ya no pienses en eso, sino en la cantidad de móviles que has tenido en tres años, y en cómo estos se acumulan en el vertedero y dañan el medio ambiente.

Piensa: ¿lo necesito? ¿O puedo arreglar el que tengo?

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